La economía de la eurozona ha mejorado notablemente. Los indicadores apuntan a una recuperación tanto de la demanda nacional com~ las exportaciones.
Estos resultados se explican por el mantenimiento de tipas de interés bajos, fruto de la política monetaria ultraexpansiva del BCE, la recuperación de los mercados internacionales y el optimismo que parece haber prendido entre los consumidores y las empresas. El PIB debería crecer un 20/o en 2017 y una décima menos en 2018, lo que se traduciría en una caída acusada en la tasa de paro hasta el 8,50/o. Pese a todo, en 2018, todavía faltarían 1,7 millones de puestos de trabajo para alcanzar la tasa de paro anterior a la crisis. Además, se mantienen importantes divergencias entre países de la eurozona, lo que puede poner en entredicho la sosteníbilidad de la moneda única.
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