Andalucía, traspasa su ámbito inmaterial para abarcar las edificaciones que sirven de marco para el desarrollo de su actividad. Una arquitectura singular, caracterizada por su situación sobre un lugar destinado principalmente a servir de punto de contacto2 entre la tierra y el mar.
Cualquier enfoque que pretenda la protección del sector pesquero dentro de su entorno ambiental y económico [1] precisa del puerto como lugar, como espacio en el que confluyen las más diversas prácticas relacionadas con la actividad pesquera (descarga de pescado, hielo, reparación de redes, lonjas, cuartos para redes, capillas y hasta las célebres cantinas marineras). Este trabajo trata de iniciar una reflexión sobre el papel que la arquitectura pesquera tiene en el camino, ya iniciado, de la patrimonialización de la pesca. Aspectos que deben ayudarnos en el momento de decidir sobre la demolición, la rehabilitación o la renovación de la arquitectura portuaria pesquera existente en nuestros puertos. Decisiones a adoptar, en un momento donde los puertos pesqueros comienzan a contagiarse de las transformaciones que en la última década se iniciaron en las grandes áreas portuarias de nuestro país.
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