Más allá del fabuloso negocio del atún de las almadrabas, el VI duque de Medina Sidonia buscó diversificar sus ganancias con la puesta en marcha de cultivos innovadores. A menudo se tiene la imagen del aristócrata ocioso que vive regaladamente en la Corte o en su palacio de la capital de provincias del usufructo de las rentas de sus tierras, sin mover siquiera un dedo por tratar de incrementar sus beneficios o diversificar sus ingresos. No es ese el caso que traemos a colación: el del todopoderoso duque de Medina Sidonia, don Juan Alonso Pérez de Guzmán (1502-1558), quien, amén de gozar de multitud de rentas y tributos en las muchas ciudades, villas y lugares que formaban sus Estados señoriales y de dirigir personalmente la explotación del fabuloso negocio del atún de las almadrabas de Conil y Zahara, trató de aumentar y diversificar sus ganancias, en lo que evidentemente buscó su propio beneficio y también el de sus vasallos. La prosperidad de sus súbditos redundaría en la suya propia
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