El Imperio Romano es idóneo referente en la construcción de Europa – tan imprescindible como necesitada de impulso-, no solo por tantos motivos culturales e históricos, sino también por su capacidad de vertebración comunitaria, cimentada por los valores de ciudadanía. La traducción social de estos principios permitió, a través de los procesos de integración y promoción, que Trajano y Adriano, compartiendo ambos patria italicense, llegaran a lo más alto como emperadores de Roma. Nunca, ni antes ni después a lo largo de la historia, otros personajes oriundos de Hispania han llegado a ser, como fueron ellos, dueños de los destinos del mundo
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