En este artículo indagamos la relación entre lectura, juego y dispositivo tecnológico a través de una misma actividad realizada en cuatro jardines situados en diferentes barrios de la ciudad de Córdoba. Se trabajó con el mismo cortometraje y el libro denominado La casa de cubos de Kunio Kato y Kenya Hirata. La experiencia infantil de la proyección del cortometraje y la lectura del libro de imágenes es reconstruida a partir de la voz de los niños que participaron. Tomamos la ficción como componente lúdico de la literatura a través del concepto de vector de inmersión de Schaeffer. De esta forma elaboramos la categoría de lector inferencial, un niño lector-espectador que puede articular relaciones entre un libro y un cortometraje para establecer interrelación con sus respectivas historias de vida.
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