La tesis de la ponencia refiere que los megaproyectos turísticos son constructos hegemónicos del capital, donde el Estado crea las condiciones necesarias para despojar al territorio de su patrimonio natural, provocando la defensa de las comunidades locales sobre sus bienes. En este sentido el crecimiento turístico, justificado bajo discursos de desarrollo, modernización, mejora de la calidad de vida o la internacionalización del país en la actividad turística, causa un deterioro ambiental. En Cabo Pulmo, el Estado avaló el megaproyecto Cabo Cortés, privilegiando relaciones económico-políticas entre funcionarios y empresarios extranjeros, que han puesto en riesgo esta Área Natural Protegida (ANP); aun cuando representa un espacio prioritario para: la supervivencia de su comunidad, ecosistema y economía local. Ante esto, nace una resistencia desde la comunidad local y otros actores sociales, contra los intentos de activar cualquier desarrollo amenazador, para la vida y el territorio.
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