A lo largo de los siglos XVI y XVII, la Iglesia dictó diversas disposiciones contrarias a la licitud moral de los festejos taurinos. Todas se toparon con la realidad del arraigo que estos festejos tenían en España respaldado por la nobleza como su principal sostén. Los Austrias españoles toleraron e incluso impulsaron estas fiestas, que adquirieron gran auge con Felipe IV. El cambio se dio con la llegada de los Borbones a comienzos del siglo XVIII, iniciándose una política contradictoria en relación a las corridas, que conocieron varias prohibiciones a lo largo de esta centuria, a pesar de lo cual se siguieron organizando con cierta normalidad.
During the sixteenth and seventeenth centuries the Church promoted several papal bulls in order to ban the bullfights in Spain. They all were in fact ignored by Spanish monarchy and the people, who amazingly did not care much about these religious threats. In fact, even some of the kings then were aficionados and supporters of the fiesta, as the bullfight was also called. But this political issue changed in the eighteenth century when the Bourbon dynasty started ruling Spain because of their negative point of view on bullfights. Several laws tried to finish with the fiesta or at least soften up its deadly consequences. Anyway, the bullfights continued being a popular amusement.
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