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La agenda de migración y desarrollo en el marco internacional de las Naciones Unidas: hacia un Pacto Mundial para las Migraciones

    1. [1] Universidad Complutense de Madrid

      Universidad Complutense de Madrid

      Madrid, España

  • Localización: Revista del Ministerio de Empleo y Seguridad Social: Revista del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, ISSN 2254-3295, Nº. 130, 2017 (Ejemplar dedicado a: Migraciones Internacionales), págs. 15-44
  • Idioma: español
  • Títulos paralelos:
    • Agenda on Migration and Development in the international framework of the UN: Towards a Global Compact on Migrations
  • Enlaces
  • Resumen
    • español

      La adopción de la Declaración de Nueva York para los Refugiados y Migrantes por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 19 de septiembre (A/71/L1) supuso un paso más en la Agenda sobre migraciones que se viene trabajando en el ámbito multilateral.

      Bajo un marco derechos, la Declaración se alinea con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (A/RES/70/1), iniciando un proceso de dos años de duración orientado a la construcción de un Pacto Mundial sobre la Migración segura, ordenada y regular.

      Dicho artículo profundiza –a partir de una revisión y análisis de la normativa internacional existente y de la evolución teórica y práctica del binomio migraciones y desarrollo– en la construcción de un discurso sobre migraciones y desarrollo en el seno de las Naciones Unidas.

      Desde mediados de la década de los noventa hasta la actualidad, la Asamblea General ha abordado las cuestiones relativas a las migraciones internacionales y el desarrollo como parte de su agenda, dando como resultado resoluciones anuales que han reconocido el potencial de una migración internacional ordenada y sus efectos positivos en el desarrollo, tanto en los países de origen como en los de acogida (A/RES/49/127). No obstante, a pesar de la existencia de las mismas, el liderazgo real desarrollado por las Naciones Unidas a lo largo de las últimas décadas en las iniciativas sobre Migración y Desarrollo ha sido más bien tímido, priorizándose actuaciones bilaterales o regionales donde la complejidad de la agenda migratoria se superponía a la maximización de los efectos de la migración en contextos de origen, tránsito y destino. Las cuestiones de seguridad se han sobrepuesto a las de los derechos, creando tensiones y demandando un posicionamiento más rotundo por parte de la comunidad internacional.

      La existencia de un marco normativo internacional y las distintas iniciativas que se van analizando en el presente trabajo, ponen de manifiesto, la carencia/ausencia de falta de diálogo y las dificultades que plantean los aspectos migratorios en el seno de la Naciones Unidas. Los intereses nacionales de los Estados han prevalecido en las últimas décadas por encima de los derechos fundamentales, observándose notoriamente en las respuestas dadas por parte de la comunidad internacional ante el volumen y la forma de los desplazamientos que enfrenta el mundo en el momento actual.

      Vinculado a lo anterior el trabajo también indaga en la influencia del enfoque desarrollado por parte de la Unión Europea (UE) en las aproximaciones y diseño de las actuaciones desarrolladas en el marco de las Naciones Unidas. Así, se sitúa el año 2006 como año clave para estas cuestiones, ya que por un lado cristaliza el denominado enfoque global de la UE, y se produce el primer Diálogo de Alto Nivel sobre Migración y Desarrollo1 en el marco de la Asamblea General. La idea de maximizar los efectos positivos de la migración y minimizar los negativos, será el mensaje principal de las agendas multilaterales, regionales y bilaterales al respecto de las migraciones y su relación con el desarrollo.

      Aunque en el presente artículo se reconocen aspectos clave como son las remesas, las diásporas, la fuga de cerebros, la maximización de los proyectos migratorios, la potencialidad de la migración circular y el retorno, en los planteamientos de la agenda de migraciones y desarrollo desde el 2006 hasta la actualidad, también se señala la falta de acciones eficaces ante los acontecimientos diarios vinculados a las migraciones y a los flujos de población refugiada y desplazada, y a la crisis humanitaria actual. La falta de respuesta por parte de la comunidad internacional ha terminado con el reconocimiento por parte de los Estados miembros de que las migraciones y los desplazamientos forzados debieran abordarse de forma global y coordinada. El aumento sin precedentes del número de personas fallecidas en el Mediterráneo desde 2014, del número de refugiados y desplazados por el conflicto sirio, entre otros, así como el incremento del número de personas esclavizadas, y de víctimas de tráfico y trata, también han tenido un peso en el cambio de perspectiva por parte de los Estados Miembros.

      Este es el contexto bajo el cual se producirá la Asamblea General de las Naciones Unidas acoge la reunión de alto nivel para analizar los grandes desplazamientos de refugiados y migrantes de 2016, que dará como resultado, la Declaración de Nueva York, y el compromiso a dos años vista, de celebrar una Conferencia Internacional y de presentar un pacto global para atender estos asuntos.

      El escenario actual se presenta como una oportunidad única, si la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es considerada una declaración política, la Declaración de Nueva York pudiera suponer la construcción de un marco de compromisos y medidas que avancen hacia el fortalecimiento de la gobernanza mundial en materia de movilidad y migración posicionando en el centro a los individuos, sus derechos humanos, su seguridad y dignidad.

      Las conclusiones del artículo –una vez estudiados los antecedentes en los que se imbrica el proceso de diálogo actual, analizado el marco sobre el que se está construyendo el Pacto Global, sus propuestas y alineamiento con otros marcos regionales y nacionales–, pivotan sobre la relación futura del Pacto y la construcción de la gobernanza de las migraciones a partir de la construcción de compromisos comunes entre los Estados Miembros en relación con la migración internacional en todas sus dimensiones.

    • English

      The adoption of the New York Declaration on Refugees and Migrants by the United Nations General Assembly on 19 September (A/71/L1) was a further step in the Multilateral Agenda for Migration. Under the rights framework, the Declaration is aligned with Agenda 2030 for Sustainable Development (A/RES /70/1), initiating a two-year process aimed at building a Global Compact on safe, regular and organized Migration.

      Starting with a review and analysis of existing international regulations and the theoretical and practical evolution of the binomial migration-development, this article explores the construction of a discourse on migration and development within the United Nations.

      From the mid-1990s to the present day, the General Assembly has addressed issues of international migration and development as part of its agenda, resulting in annual resolutions that have recognized the potential of orderly international migration and its positive effects on development, both in origin and host countries (A/RES/49/127).

      However, in spite of their existence, the real leadership developed by the United Nations over the past few decades in Migration and Development initiatives has been rather timid, with bilateral or regional actions being prioritized where the complexity of the migratory agenda overlapped the maximization of the effects of migration in contexts of origin, transit and destination. Security issues have overlapped those of rights, creating tensions and demanding a more resilient position on the part of the international community.

      The existence of an international regulation framework and different initiatives that are analysed in the present article show the lack/absence of dialogue and difficulties created by migratory issues within the United Nations. The national interests of states have prevailed over the last decades over fundamental rights, as it has been clearly shown by the responses given by the international community given the volume and form of migration movements that the world is currently facing.

      In relation to the above, the article also investigates the influence of the approach developed by the European Union (EU) in the approximations and design of the actions developed within the framework of the United Nations. Thus, the year 2006 represents a key period for these issues because, on the one hand, it crystallizes the so-called global approach of the EU, and the first High Level Dialogue on Migration and Development2 takes place within the framework of the General Assembly. The idea of maximizing the positive effects of migration and minimizing the negative ones will be the main message of the multilateral, regional and bilateral agendas on migration and its relationship with development.

      Although this article recognizes key aspects such as remittances, Diaspora, brain drain, maximization of migration projects, the potential of circular migration and return, in the approaches to the migration and development agenda since 2006 to date, there is also a lack of effective actions in the face of daily events linked to migration and flows of refugee and displaced population, and to the current humanitarian crisis. The lack of response by the international community has led to the recognition by Member States that migration and forced displacement should be addressed in a comprehensive and coordinated way.

      The unprecedented increase in the number of people who have died in the Mediterranean since 2014, in the number of refugees and displaced migrants by the Syrian conflict, among others, as well as the increase in the number of enslaved people and in the victims of trafficking, has also had an effect on the change of perspective by Member States.

      This is the context under which the UN General Assembly will host the high-level meeting to discuss major displacements of refugees and migrants in 2016, which will result in the New York Declaration and commitment within two years to hold an International Conference and to present a Global Compact to address these issues.

      The current scenario is presented as a unique opportunity, if the Universal Declaration of Human Rights is considered as a political declaration, the New York Declaration could lead to the construction of a framework of commitments and measures that will move forward towards the strengthening of global governance in terms of mobility, focusing on individuals, human rights, their security and dignity.

      After having studied the background to the current dialogue process, analysed the framework on which the Global Compact is being built, its proposals and alignment with other regional and national frameworks, the conclusions of the article are based on the future relationship between the Global Compact and the construction of governance of migration from the building of common commitments among Member States in relation to international migration in all its dimensions


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