La cortesía vial remite tradicionalmente a las relaciones entre conductores o usuarios de la carretera. Esta interpretación se encuentra en desfasaje con las realidades de las ciudades congolesas, donde la cortesía vial hace referencia al período durante el cual las autoridades públicas le prohíben a la policía detener a los automovilistas para luchar contra la corrupción y el hostigamiento administrativo. A diferencia de lo que suele leerse en la literatura, el presente artículo demuestra que las prácticas asociadas a la “pequeña corrupción” generan cierto orden social en Kinsasa y Lubumbashi. De ahí el interés que manifiestan las autoridades públicas en hacer le vista gorda e intervenir únicamente cuando el orden público se encuentra amenazado por la ruptura de los acuerdos entre agentes policiales y automovilistas.
La courtoisie routière relève traditionnellement des relations de politesse entre conducteurs ou usagers de la route. Cette grille de lecture est en décalage avec les réalités des villes congolaises, où la courtoisie routière désigne en fait la période au cours de laquelle les autorités publiques interdisent aux policiers d’arrêter les automobilistes pour lutter contre la corruption et les tracasseries. Contrairement à ce qui apparaît souvent dans la littérature, cet article démontre que les pratiques relevant de la « petite corruption » génèrent un certain ordre social à Kinshasa et à Lubumbashi, d’où l’intérêt des autorités publiques à fermer les yeux et à intervenir seulement lorsque l’ordre public est menacé par la rupture des ententes entre policiers et automobilistes.
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