El artículo ofrece una amplia exposición y defensa del «construccionismo», tanto como un enfoque metafilosófico, como una metodología filosófica, con referencias a la tradición filosófica que la ha inspirado, la llamada tradición del «conocimiento del fabricante». La tesis principal defendida es que la «tradición del conocimiento del usuario» propuesta por Platón debería ser complementada, si no reemplazada, por un enfoque construccionista de los problemas filosóficos en general y del conocimiento en particular. En pocas palabras, un agente epistémico sabe algo cuando ese agente es capaz de construir (reproducir, simular, modelar, construir, etc.) ese algo e insertar la información obtenida en la red correcta de relaciones que lo explican. O, en términos aún más intuitivos, un agente se califica como un agente epistémico no cuando es un usuario pasivo de cierta información sino cuando es un productor crítico de ella. Su pericia epistémica aumenta en relación con el alcance y profundidad de las preguntas que es capaz de formular y responder sobre un tema particular. El conocimiento del fabricante es el conocimiento de la ontología del artefacto semántico y ésta es una lección epistemológica fundamental que podemos aprender de las disciplinas poiéticas como la informática y la economía. De modo que el construccionismo desvía el foco del conocimiento mimético, pasivo y declarativo de que algo es así, para concentrarse más en el conocimiento poiético, interactivo y práctico de algo que es el caso, esto es, de los artefactos semánticos. Una vez aplicado a la interpretación de la filosofía misma, el construccionismo sugiere agregar la ingeniería conceptual al análisis conceptual como un método fundamental.
The article offers a broad account and a defence of constructionism, both as a metaphilosophical approach and as a philosophical methodology, with some references to the philosophical tradition that has inspired it, the so-called «maker’s knowledge» tradition. The main thesis defended is that Plato’s «user’s knowledge tradition» should be complemented, if not replaced, by a constructionist approach to philosophical problems in general and to knowledge in particular. To put it simply, an epistemic agent knows something when that agent is able to build (reproduce, simulate, model, construct etc.) that something and plug the obtained information in the correct network of relations that account for it. Or in even more intuitive terms, an agent qualifies as an epistemic agent not when she is a passive user of some information, but when she is a critical producer of it. Her epistemic expertise increases in relation to the scope and depth of the questions that is able to ask and answer on a particular topic. The maker’s knowledge is knowledge of the ontology of the semantic artefact and this is a fundamental epistemological lesson we can learn from poietic disciplines such as computer science and economics. So constructionism shifts the focus away from the mimetic, passive and declarative knowledge that something is the case, in order to concentrate more on the poietic, interactive and practical knowledge of something being the case, that is, of semantic artefacts. Once applied to the interpretation of philosophy itself, constructionism suggests adding conceptual engineering to conceptual analysis as a fundamental method.
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