Un problema que exige inmediata soluciónLa trichomoniasis bovina ha alcanzado entre nosotros características tales de gravedad, que se hace inaplazable la implantación de medidas de control sanitario para limitar al máximo las pérdidas que a la industria pecuaria del país viene ocasionando.Contribuyeron a la diseminación de este flagelo, factores de la más diversa índole: por ser una entidad patológica no demostrada en el país, no se le prestó oportunamente la atención requerida en el diagnóstico diferencial de las afecciones del tracto genital; su cuadro clínico era poco conocido; no existían campañas de sanidad genital. Por estas y otras muchas causas, su presencia entre nosotros pasó durante mucho tiempo desapercibida, y al descubrirse, ya no era posible pensar en una erradicación.En realidad, fue a fines del año de 1949, cuando el doctor Juan Torres Ronceros comprobó plenamente la presencia del flagelado en el flujo vaginal y uterino de varias vacas, en la Sabana de Bogotá. ("Revista Holstein Colombiano". Nos. 40-41).
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