En la novela “Última rumba en La Habana” (2001), Fernando Velázquez Medina explora las facetas más oscuras y miserables de la sociedad cubana del periodo especial por medio de una construcción discursiva de tipo intermedial. La obra se enmarca dentro del llamado “realismo sucio” y pone en escena el monólogo de una jinetera cuyo sueño es exiliarse. Las referencias literarias, musicales, cinematográficas y artísticas que salpican la novela y arman la narración contribuyen a deconstruir el metarrelato revolucionario que la protagonista critica. A tono con los planteamientos de Mitchell, Rajewsky y Müller sobre la intermedialidad y siguiendo las reflexiones que Foucault dedica al poder, el presente artículo analiza el alcance contrahegemónico de la intermedialidad.
In the novel Última rumba en La Habana (2001), Fernando Velázquez Medina explores the darkest and most miserable aspects of Cuba’s special period by means of a discursive construction based on intermediality. The work belongs to the so-called “dirty realism” and it stages a prostitute’s monologue whose dream is to go into exile. The novel is dotted with literary, musical, cinematographic and artistic references that contribute to deconstruct the revolutionary meta-narrative that the protagonist criticizes. According with the views of Mitchell, Rajewsky and Müller on intermediality and following Foucault’s reflections on power, this article analyses the counter-hegemonic potential of intermediality.
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