Hasta hace unos años el mercado del vídeo gozaba de una salud de hierro. Todo lo que salía acababa vendiéndose porque no había la oferta televisiva que hoy existe. Sin embargo, con el tiempo el mercado se ha ido endureciendo de forma tal, que el sector del videoclub se encuentra en un verdadero proceso de reconversión. Mientras que en 1990 el mercado de alquiler de películas se redujo entre un 20 y un 30 por 100, el de la venta directa se incrementó en un 20 por 100. Esta crisis se ha visto amortiguada por el descubrimiento que los anunciantes han hecho de los vídeos de promoción, pese a los altos costes de inversión que supone. Una novedad a la que se han sumado desde publicaciones semanales hasta detergentes y aceites.
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