Luis González-Carvajal Santabárbara
Teológicamente, la transmisión de la fe es obra de Dios; a los demás nos corresponde un papel secundario -pero imprescindible- que el autor estudia detenidamente: situaciones vitales que no deben desaprovecharse, lenguaje a emplear, el primer anuncio y la introducción progresiva en la vida cristiana. Esta última exige: iniciar en la experiencia personal de Dios, integración en una comunidad, conocimiento de las principales verdades de la fe, un estilo de vida alternativo que haga presente la "escatopraxis", vencer el miedo a ser "distintos", e iniciación en la lectura cristiana de la realidad con el compromiso derivado de ella.
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