El escritor egipcio Naguib Mahfuz nunca quiso alejarse de El Cairo, ni siquiera para recoger el Premio Nobel de 1988 en Estocolmo. Decía que los escritores que más le habían influido eran los clásicos rusos y que para leerlos, entenderlos y aprender de ellos no le había hecho falta ir a Rusia ni a ninguna parte. Desde una mesa del café cairota El Fishawy, Mahfuz vio pasar los avatares de la intolerancia
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados