La Rebelión jacobita impulsada por Carlos Eduardo Estuardo, aun destinada al fracaso, no estuvo exenta de triunfos. Al frente de un ejército de aguerridos escoceses, el pretendiente jacobita venció al ejército británico en Prestonpans, cerca de Edimburgo, y, en noviembre de 1745, se puso en camino hacia Londres. Tras una serie de hábiles maniobras, los jacobitas llegaron hasta Derby, en el corazón de Inglaterra. La realidad política –el apoyo a los Estuardo fuera de Escocia era débil– y numérica –Londres había aprestado dos ejércitos numerosos para plantarles cara– obligó al príncipe y a sus partidarios a volver al norte, donde vencieron de nuevo en Falkirk antes de librar la batalla definitiva en Culloden Moor.
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