Los estrictos criterios del jurado sorprendieron este año a la organización. Esta tenía previsto, como es habitual, hacer entrega en la ceremonia final solamente de los leones de oro. Sin embargo, los jueces designaron tan pocos ganadores de esta categoría que, con el objeto de no dejar la ceremonia reducida a una mínima expresión, se decidió entregar en el escenario también los de plata. Ahí surgió el problema. Los verdaderos leones de Plata estaban en Marsella, por lo que los organizadores se vieron obligados a pintar de plateado algunos de los leones dorados sobrantes.
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