La lectura que propone Freud de Gradiva, la obra de Wilhelm Jensen, es el punto de partida de este artículo, donde se quiere poner especial atención en la singularidad de un sí mismo que, en ocasiones, confunde sueño con realidad. El amor es un terreno propicio para el encuentro con la alteridad. En el encuentro amoroso, dos sí mismos conversan y uno se deja caer en el otro. Es el caso del protagonista de Jensen, enamorado que se deja caer. Ese abandono es el motor de la cura de su delirio.
Freud’s reading of Gradiva, where he works on the character of Wilhelm Jensen, is the point of departure for this article which accentuates the singularity of a ‘oneself’ which sometimes confuses dreaming, delirium and reality. Love, here, is depicted as a fertile terrain for an encounter with otherness. In such a romantic coupling, two one-selves conduct a dialogue and one of them lets go of the other, namely the principal lover Jensen. This abandonment turns out to be the driving force behind the cure of his delirium.
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