Como ya lo señalara Hebe Clementi, la frontera se ha constituido en un tópico iluminador de la problemática identitaria en nuestra literatura, emergiendo así un escenario discursivo, contestatario, en el que el paisaje resulta decididamente ideologizado. En el año 2010, fueron publicadas simultáneamente dos novelas que, de maneras peculiares pero soli-darias, proponen una compleja puesta en diálogo de diferentes concepciones de la frontera, provenientes de los dos nales de siglos; tanto de posturas decimonónicas como de las últimas reexiones losócas, antropológicas y literarias con respecto a las subjetividades subalternas y los problemas identitarios asociados a las ellas: Oscura monótona sangre, de Sergio Olguín, y Kriminal tango, de Álvaro Abós.
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