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La singularidad de la monarquía sueca en el contexto europeo: el Rey como símbolo estático del Estado

  • Autores: Göran Rollnert Liern
  • Localización: Revista de Derecho Político, ISSN 0211-979X, Nº 99, 2017, págs. 199-229
  • Idioma: español
  • Títulos paralelos:
    • The singularities of the Swedish monarchy in the European framework: The King as a static symbol of the State
  • Enlaces
  • Resumen
    • español

      En el marco de las monarquías parlamentarias europeas, la configuración constitucional de la monarquía sueca contemporánea presenta singularidades que merecen atención. Se parte de una visión panorámica general de la monarquía sueca en el Instrumento de Gobierno de 1975 que desvincula la Jefatura del Estado de los poderes estatales estableciendo así un modelo propio de racionalización de la monarquía parlamentaria en el texto constitucional escrito y se analiza la significativa carencia de competencias que individualiza la posición del Jefe de Estado sueco respecto de los restantes soberanos europeos.

      Se aborda a continuación la evolución de la institución en Suecia a partir del anterior Instrumento de Gobierno de 1809 que estableció una monarquía constitucional basada en el principio de separación de poderes. Progresivamente se fue introduciendo el parlamentarismo desde 1918 sin modificar formalmente el texto constitucional, atribuyendo nuevo sentido por vía interpretativa a las disposiciones constitucionales. Fue en 1969 cuando mediante una reforma parcial de la Constitución se incorporó formalmente el sistema parlamentario al reconocerse al Parlamento la posibilidad de presentar una moción de censura.

      Se trata después la discusión sobre los poderes del Rey durante la tramitación parlamentaria de la nueva Constitución de 1975 que culminó con el denominado Compromiso de Turekov de 1971 en el que los partidos políticos suecos consensuaron finalmente un diseño constitucional restrictivo de las competencias del Rey, atendiendo a las circunstancias y razones por las que el monarca sueco perdió los poderes formales que desde 1918 habían coexistido con el funcionamiento del régimen parlamentario, poniendo el énfasis en las motivaciones de los partidos representados en la Comisión que redactó el nuevo Instrumento de Gobierno.

      El trabajo finaliza haciendo referencia a la llamativa exclusión del Jefe de Estado sueco del proceso de formación del Gabinete en el Instrumento de Gobierno de 1975 y a la variante inusual del parlamentarismo negativo adoptada por cuanto la votación previa al nombramiento del Primer Ministro no es en realidad de confianza sino de «no censura» o «no desconfianza». Con la reforma constitucional de 2011 se introdujo la novedad de que, tras la celebración de elecciones, el Primer Ministro debe someterse a un voto obligatorio de investidura, aunque se mantiene en lo esencial el principio del parlamentarismo negativo en la medida que podrá continuar en el cargo si no votan en su contra más de la mitad de los diputados, con independencia de los votos favorables que recabe.

    • English

      Within the framework of the European parliamentary monarchies, the constitutional design of the contemporary Swedish monarchy has some singularities worthy of attention. The paper starts from a panoramic overview of the Swedish monarchy in the Instrument of Government of 1975 that dissociates the Head of State from the state powers thus setting up a characteristic model of rationalization of the parliamentary monarchy in the written constitutional text and analyzes the significant lack of powers that individualizes the position of the Swedish Head of State compared with the rest of the European sovereigns.

      To continue, the evolution of the institution in Sweden from the previous Instrument of Government of 1809, that established a constitutional monarchy based on the principle of separation of powers, is considered. Parliamentarism was progressively introduced from 1918 without formally amending the constitutional text, giving new sense to the constitutional dispositions by means of interpretation. It was in 1969 that, through a partial reform of the Constitution, the parliamentary system was formally incorporated when Parliament was granted the possibility of bringing a vote of no confidence.

      Then, it goes on with the discussion about the King’s powers in the travaux préparatoires of the new Constitution of 1975 that culminated with the so-called Compromise in Turekov in 1971 in which the Swedish political parties finally agreed on a constitutional design restricting the King’s powers, paying attention to the circumstances and reasons that explain why the Swedish monarch lost the formal powers that had coexisted since 1918 with the functioning of the parliamentary system, emphasizing the motivations of the parties represented in the Commission that drafted the new Instrument of Government.

      The paper concludes by referring to the striking exclusion of the Swedish Head of State from the Cabinet formation process in the Government Instrument of 1975 and the unusual variant of negative parliamentarism adopted in which the vote of the Prime Minister previous to his appointment is not really a vote of confidence but of «no no-confidence». With the constitutional reform of 2011, the novelty introduced was that, following the elections, the Prime Minister must undergo a mandatory vote of confidence, although the principle of negative parliamentarism is maintained essentially as long as he can continue in office if more than half of the members of Parliament do not vote against him, irrespective of the favorable votes he receives.


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