Junto con el desarrollo de internet, asistimos a una fragmentación comunicacional que viene operando como una contrafuerza frente a las dinámicas de la centralización y homogeneización de los medios masivos de comunicación.El concepto tradicional de «gran público» también ha sido erosionado. Si bien la autosegregación de públicos a partir de parámetros de diferenciación y exclusión social siempre existió, se intensifica con las nuevas plataformas digitales. Así, asistimos a formas de cinismo social y desconfianza en las instituciones tradicionales, a la difusión de gran cantidad de noticias falsas y a la construcción de públicos-burbuja, que a menudo obstaculizan la conversación ciudadana.
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