En el medio artístico existe la superstición de que los grandes actores abandonan este mundo siempre de tres en tres, y Walter Matthau -el entrañable, gruñon y malhumorado actor de tantas películas- no quiso romper la tradición. Murió de un ataque al corazón el 1 de julio del pasado año en el John's Health Center de Santa Mónica (California), pocos días después de que nos dejaran Vittorio Gassman y el británico John Gielgud , con lo que la cinematografía mundial perdía a tres de sus más queridos y respetados representantes. Su viejo y maltrecho corazón, que ya le había jugado algunas malas pasadas años antes, le gastó la broma final y definitiva poco antes de cumplir los 80 años.
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