El virus del Zika, que en el pasado había ocasionado brotes de escasa magnitud, se ha convertido desde 2015 en una amenaza mundial. ¿Qué ha sucedido esta vez? Gran parte de la respuesta puede hallarse en el cambio y el desplazamiento incesantes que están experimentando los tres elementos clave de la epidemia: el huésped (la población humana), el patógeno (el zika) y el vector (los mosquitos transmisores).
Ante esta y otras infecciones que aparecen cada vez con mayor frecuencia en todo el mundo se necesita una respuesta coordinada. Las nuevas tecnologías pueden ayudar a movilizar a ciudadanos y expertos en un frente común para detectar y contener nuevos brotes.
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