El tigre ha visto mermado su número hasta tal extremo que hoy solo ocupa el siete por ciento de su área de distribución original.
Su suerte depende del medio centenar escaso de poblaciones que tienen posibilidades de recuperación. Estas poblaciones precisan un atento seguimiento.
Muchas agencias de conservación emplean métodos anticuados para seguir la pista a este huidizo felino, lo que genera censos nada fiables y engañosos.
Nuevos datos sobre las presiones que padece y nuevas técnicas que estimen mejor dónde vive y cuántos hay son claves para salvar al tigre de la extinción.
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