Los videojuegos de disparos y ritmo vertiginoso, no suelen aparecer en las listas de las actividades que desarrollan el cerebro. Durante los últimos quince años, sin embargo, se ha demostrado que su uso frecuente mejora algunos aspectos de la cognición.
Ciertas facultades mentales parecen mejorar con los videojuegos; entre ellas, la atención, el procesamiento rápido de la información, la flexibilidad para cambiar de una tarea a otra y la rotación mental de un objeto. Estas mejoras se han demostrado con tests rigurosos.
Todavía preocupa que los videojuegos fomenten la agresividad y el juego adictivo. Tras determinar cómo ayudan a perfeccionar algunas habilidades mentales, se están empezando a diseñar juegos de acción no violentos dirigidos a personas con deficiencias cognitivas.
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