En el firmamento de Hollywood ha habido toda clase de estrellas: "Starlettes" que hicieron lo imposible por alcanzar una fama que no les estaba reservada; estrellas fugaces que duraron tanto como el recuerdo de su único éxito; estrellas artificiales cuyo momento de gloria se debió a alguna oportunista operación de marketing, y grandes estrellas cuyos nombres quedarán para siempre en los anales del Séptimo Arte, gracias a su enorme personalidad e indiscutible talento.
Jack Lemmon que inesperadamente nos abandonó el pasado 27 de julio, es una de esas pocas estrellas que merecen el calificativo de grandes.
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