La agitación sociopolítica que la extrema izquierda promovió en Sevilla en el primer bienio de la Segunda República para llevar la revolución democrática hasta el fin fue la respuesta a la incapacidad de los partidos republicanos pequeño-burgueses del Gobierno Azaña por llevar la justicia social a los de abajo. Para mantener la agitación social y política mediante el éxito de las huelgas convocadas, la izquierda extremista usó diversos recursos, incluidas las agresiones de pistoleros a sueldo contra las fuerzas de seguridad y contra aquellas personas y bienes que entorpecían el éxito de las huelgas convocadas. La acción de estas izquierdas revolucionarias contra el Gobierno Azaña fue consecuencia de la falta de paciencia de esas izquierdas por las reformas sociales que no llegaban.
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