El presente artículo estudia la figura de Sócrates en el largometraje homónimo de Rosselini de 1971, a través del análisis ofrecido por el director de la evolución de la noción clásica de andreia como virtud bélica hacia una nueva configuración enmarcada en el ámbito cívico de la polis, entendida como fusión cohesionada de las características tradicionales y las nuevas exigencias de la vida en la ciudad. La figura de Sócrates es propuesta como punto de giro de algunas de las prenociones conformadoras de nuestra sociedad tales como la tensión ético-política, el deber cívico o las resistencias a la realización individual en el marco social contemporáneo.
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