El Teatro Real ya tiene las butacas en su sitio, después del susto sufrido en febrero al descubrir que la tela que las cubría no era resistente al fuego. Los asientos se tuvieron que volver a tapizar. Ahora, aunque ignífugo, el terciopelo rojo no cumple todos los requisitos necesarios.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados