Su dignidad y su tendencia a la heterodoxia le han valido el calificativo de proscrito. Su pecado ha sido saber discernir el trazo grueso que separa la lealtad de la sumisión. Militante de base del PSOE tras el bochornoso espectáculo de la federación valenciana, se va pero no tira la toalla. Sostiene que Ciscar debe admitir si Almunia quiere salir indemne de todo este asunto.
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