Como ya se ha dicho anteriormente, Pomeroy opinaba «que el trasplante de embriones podrá ser un éxito cuando consigamos de una manera eficaz la superovulación inducida en las hembras donantes»; siendo así, se comprende la atención dedicada a este capítulo.
Hay que aclarar que la inducción a la superovulación no consiste únicamente en la provocación de una ovulación lo más abundante posible, sino en la atención a la evolución favorable de los folículos, para la obtención de un buen rendimiento en huevos maduros susceptibles de convertirse en embriones viables.
Se van a desarrollar, pues, los métodos para llevar a cabo la inducción a la superovulación, teniendo en cuenta la premisa anterior, y estos tratamientos se van a plantear en base a la utilización de hormonas (PMSG, FSH, HMG, HCG y progesterona) a la utilización de sustancias moduladoras (prostaglandinas y en especial la PGE2 a) y al empleo de tratamientos favorecedores del éxíto ovulatorio (alimentación, etc.).
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