Los cuatro países que conforman el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) exhiben marcadas diferencias, tanto en lo que se refiere al tamaño de las economías, como al grado de desarrollo. Esta evidencia ha provocado un intenso debate, cuyo interrogante saliente refiere a si las disparidades o simetrías estructurales afectan al desempeño de los miembros de la unión aduanera o si el proceso de integración tiende a equiparar los niveles de ingreso per capita de los socios. Las economías de aglomeración ejercerían una fuerza de atracción destacable para la localización de las firmas, profundizando las disparidades entre los países socios. De cualquier manera, la reducción de barreras al comercio debilitaría las fuerzas de concentración. Pero la inversión en infraestructura y el desarrollo de un marco institucional que supla las fallas de coordinación contribuirán, de manera relevante, a la descentralización de la actividad económica en la región. La creación del FOCEM con el objetivo de financiar programas destinados a desarrollar la competitividad y promover la convergencia estructural y la cohesión social, en particular “de las economías menores y de las regiones menos desarrolladas” persigue la remoción o atenuación de las asimetrías, reconociendo de manera implícita que además de las asimetrías entre los socios del bloque, dentro de cada uno de estos existen diferencias muy marcadas en los niveles de desarrollo entre las regiones que los componen. Los proyectos financiados por el FOCEM tendieron a concentrarse progresivamente en problemas de infraestructura física, que absorbieron, en el período 2008-2011, un 94% de los fondos.
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