María del Carmen Tolosa Bailén, José Ramón García Bernabeu
Como consecuencia del desarrollo del Proceso de Bolonia la formación universitaria ha cambiado. El cambio no sólo se limita a los nombres de las titulaciones sino que implica modificaciones a otros niveles. Así, el alumno deja de ser un sujeto pasivo en la enseñanza y pasa a ser el centro de la misma. Esto implica modificaciones profundas en la forma en que el profesorado imparte los conocimientos. La habitual lección magistral está dando paso a otras formas de docencia con participación más activa del alumno. Pero esta nueva manera de impartir la docencia debe estar acompañada de una nueva manera de evaluar. Posiblemente es en este aspecto en el que más se tiene que profundizar e innovar para que la evaluación continua, pieza clave de este proceso, esté plenamente desarrollada. Ahora no nos tenemos que limitar a evaluar conocimiento sino competencias y la aplicación de nuevas herramientas como el uso de las wiki, de los portafolios, o el uso de microensayos nos puede ayudar a ello. Por otro lado las evaluaciones iniciales de carácter orientativo y la redefinición del clásico examen escrito nos pueden permitir obtener una calificación más en consonancia con los objetivos deseados.
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