Tania Mazzuca-Sobczuk, Mª José Ibáñez González, Marcia Mazzuca Gil
Los trabajos prácticos son clasificados actualmente en experiencias, experimentos ilustrativos, ejercicios prácticos e investigaciones (Camaño, 2004). Las experiencias demostrativas son útiles, cuando son realizadas por el docente, para la preparación de los fenómenos, y cuando las realizan los estudiantes permiten el desarrollo de habilidades manipulativas. Sin embargo, hacen muy poco por estimular la creatividad de los estudiantes y su búsqueda del conocimiento (Eilks and Byer, 2010), Ya que normalmente se desarrollan con un planteamiento cerrado en el cual los estudiantes siguen ciegamente un guión cuidadosamente elaborado por el docente. En el presente trabajo se comparte una experiencia llevada a cabo con estudiantes del Máster de Profesorado. Se plantea a los estudiantes un fenómeno llamativo, de enfoque seductor, pero se guía a los estudiantes para que sean capaces de diseñar un plan que ratifique o rechace las hipótesis que pretendían explicar el fenómeno. Se organizan subgrupos de estudiantes que deben diseñar y llevar a la práctica los experimentos esbozados, debiendo resolver múltiples problemas operativos y enfrentarse a nuevos fenómenos cuya interferencia no había sido prevista. La experiencia convierte un experimento ilustrativo en una pequeña investigación que pone en juego la creatividad, espíritu de colaboración y asertividad de los estudiantes.
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