Los reflexiones sobre la religión en los escritos tempranos de Wittgenstein muestran una notable influencia de la obra Temor y temblor de Kierkegaard en cuanto a la elaboración de una antropología del creyente. El hombre religioso fundamenta su existencia en su posición ante Dios y en su fe, fundamentación que excede la generalidad ética y sitúa la religión allende los límites de la razón y el conocimiento, en una dimensión existencial en que la fe se equipara al amor. Ello implicará el rechazo de cualquier doctrina religiosa y el carácter inexpresable de la fe.
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