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La ONU del desarrollo, el clima y la paz

  • Autores: Magdy Martínez Solimán, Pedro Conceiçao
  • Localización: Política exterior, ISSN 0213-6856, Vol. 31, Nº 177, 2017, págs. 92-102
  • Idioma: español
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • La Agenda 2030 supone una revolución en el trabajo de la ONU y en su objetivo de alcanzar sociedades pacíficas, justas e inclusivas. Asumir un desarrollo sostenible exige responder al vínculo existente entre conflictos, crisis medioambientales y exclusión política.

      Despacio, probablemente de manera imperceptible para muchos, una revolución silenciosa está teniendo lugar en los dos últimos años en el seno de las Naciones Unidas. Se está reenfocando el papel que debe tener la organización en materia de desarrollo y en la promoción de la paz. Durante la mayor parte de su existencia, el trabajo de la ONU ha estado estructurado en torno a tres pilares: uno relacionado con la paz y seguridad, el segundo con los derechos humanos y un tercero con el desarrollo, cada uno articulado de manera independiente.

      Diferentes organismos de la ONU, con distintas especialidades, entidades y grupos de especialistas y técnicos, con diversos intereses y apoyo por parte de distintos Estados miembros, se han encargado de cada pilar por separado. No era esta la intención de la Carta de la ONU de 1945, que reconoce claramente la interrelación entre los tres pilares. El artículo 55 de la Carta establece que la promoción de niveles de vida más elevados está destinada en parte a crear "condiciones de estabilidad y bienestar necesarias para las relaciones pacíficas y amistosas entre las naciones, basadas en el respeto al principio de igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos".

      Sin embargo, incluso estando los Estados miembros de acuerdo en la necesidad de buscar simultáneamente la paz, el desarrollo y los derechos humanos, no han dejado de estructurar el trabajo, en gran medida, mediante esfuerzos independientes, mal coordinados entre sí, cuando no solapados o incluso contradictorios. Un buen ejemplo es la Declaración del Milenio, adoptada por la Asamblea General de la ONU el 8 de septiembre de 2000. En ella se incluyen distintas secciones que cubren los tres pilares del trabajo de la organización, pero se hace muy poco hincapié en su interacción, más allá de realizar un llamamiento para lograr una mayor coherencia y una mejor cooperación entre la ONU, la Organización Internacional de Comercio y las instituciones de Bretton Woods "con miras a lograr criterios perfectamente coordinados en lo relativo a los problemas de la paz y el desarrollo". La Declaración contiene las aspiraciones que se concretaron en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y que definieron la "agenda de desarrollo" para la ONU, la comunidad internacional y la mayoría de los países del mundo durante el periodo 2001-15. Pero la Declaración tuvo poco impacto en otros aspectos del trabajo de la ONU más allá del pilar del desarrollo.

      Cuando los Estados miembros acordaron el marco heredero de los ODM en septiembre de 2015, el texto reflejó un cambio radical. La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible compromete a los Estados a "(...) propiciar sociedades pacíficas, justas e inclusivas que estén libres del temor y la violencia. El desarrollo sostenible no es posible sin la paz, ni la paz puede existir sin el desarrollo sostenible". Quizá sea más significativo todavía que exista un Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS), con sus respectivas metas, para el logro de "sociedades pacíficas, justas e inclusivas". Los 17 ODS y sus metas reflejan las aspiraciones a través de las tres dimensiones del desarrollo sostenible (económico, social y medioambiental) y reconocen vínculos más fuertes entre la paz y el desarrollo sostenible, basados en un fundamento más sólido de los derechos humanos, expresados, en parte, en la promesa de "no dejar a nadie atrás".

      Estas conexiones más fuertes entre el desarrollo sostenible y la paz fueron reafirmadas un año y medio después de la Agenda 2030, en las resoluciones para el Sostenimiento de la Paz, adoptadas concurrentemente por el Consejo de Seguridad y la Asamblea General de la ONU en abril de 2016. Estas resoluciones culminan un proceso de reflexión y de revisiones solicitadas tanto por el secretario general como por los Estados miembros, reconociendo que: "el desarrollo, la paz y la seguridad, y los derechos humanos están interrelacionados y se refuerzan mutuamente". Y continúan poniendo de relieve la importancia de que se adopte "un enfoque amplio para sostener la paz, en particular previniendo los conflictos y abordando sus causas profundas, fortaleciendo el Estado de Derecho en los planos internacional y nacional, y promoviendo el crecimiento económico sostenido y sostenible, la erradicación de la pobreza, el desarrollo social, el desarrollo sostenible, la reconciliación y la unidad nacionales". Y finalmente, cada una de las resoluciones "reconoce que el desarrollo es un objetivo esencial en sí mismo y reconoce las importantes contribuciones del sistema de las Naciones Unidas para el Desarrollo a la consolidación de la paz, en particular mediante el desarrollo económico y la erradicación de la pobreza" ...


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