A estas alturas, no es nada original destacar la influencia dominante que las finanzas (no sólo el sector financiero en sentido estricto) ejercen sobre el conjunto de la economía en nuestro tiempo. Un fenómeno que suele conocerse como “financiarización” y para el que Libre Pensamiento sugiere la denominación -nada exagerada- de “totalitarismo financiero”. Algo sobre lo que se ha escrito ya largo y tendido, pero sobre lo que, desde luego, no está demás insistir y tratar de entender cabal-mente, porque -como también se ha señalado con frecuencia- se trata de un rasgo determinante y diferenciador del estilo del capitalismo actual1.
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