En la teoría de la comunicación, la señal, como ente portador de información, se modela matemáticamente como una colección finita de valores numéricos en el dominio temporal y en el dominio frecuencial. Ambos dominios son discretos finitos y se distinguen entre sí, porque unos valores del fenómeno representado en un dominio se intercambian o transforman en valores del otro dominio, mediante la denominada Transformada Discreta de Fourier. Acorde a los conceptos convencionales del aprendizaje, es usual concentrarse más en la representación del fenómeno mismo, que en el dominio en el cual se representa. Se plantea en este artículo una reflexión derivada de un trabajo doctoral, que el proceso de aprendizaje debería ser el inverso, ya que el estudio del dominio de la señal y su conversión del discreto al continuo proporciona, como en efecto lo veremos, una valiosa información sobre la naturaleza de la relación entre la conexión de los valores temporales y frecuenciales y su íntimo vínculo con la teoría de Fourier, siempre que el campo numérico de representación se extienda a cantidades finitas, infinitas e infinitesimales.
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