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El primer racionalismo como ejemplo de investigación y desarrollo. Instituto Anatómico Forense, Sevilla.

  • Autores: Cristina del Bosch Martín
  • Localización: Pioneros de la Arquitectura Moderna Española: Análisis Crítico de una obra / coord. por Teresa Couceiro Núñez, 2016, ISBN 978-84-608-7409-6, págs. 122-130
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • En general, los edificios civiles racionalistas surgieron como objetos singulares sin pretensiones de ser protagonistas de la ciudad y rompiendo con la búsqueda del elemento conmemorativo. Se crearon desde la experimentación de conceptos como el espacio, la convergencia de funciones y el uso de materiales o técnicas constructivas novedosas.

      Un buen ejemplo de esta arquitectura es el Instituto Anatómico Forense1 de Sevilla. Se trata de una obra pionera, creada desde un trabajo de investigación sobre la arquitectura racionalista europea. Se diseñó para resolver una demanda social, sin pensar en el futuro2 o vida del edificio porque no perseguía ser considerado un objeto de culto. Además, este edificio, adaptado a su realidad local, llegó a ser fuente de inspiración para futuras generaciones porque posee un significado propio, diferente y único, en el que la lectura de su articulación espacial es parte esencial de su autenticidad3. En un principio, combinaba la función docente y sanitaria para finalmente desarrollar sólo la actividad docente.

      El Instituto Anatómico fue proyectado en una zona de crecimiento, con el objetivo de generar una ciudad ordenada y logró que en torno a él se construyese4 la universidad y ciudad sanitaria norte. Este prototipo de edificio racionalista no intentaba resolver un problema estético o de apariencia y sí responder a una carencia funcional de la ciudad. No se buscaba la fachada monumental sino real, la que Loos definía como el reverso de la afectación artística y negación de cualquier engaño de la realidad5. El edificio refleja una clara premisa volumétrica que recuerda los trabajos realizados en los sanatorios racionalistas europeos. Su lectura exterior es unitaria y uniforme, contrastando con una planta irregular que resulta de la organización de las diferentes actividades y espacios contenidos.

      Actualmente, se podría pensar que se ha transformado en un elemento obsoleto, con similar función, y que ha pasado desapercibido, sin generar nostalgia, ni aprecio social en la ciudad. Sin embargo, ahora es el momento de llamar la atención sobre él, tras este periodo de olvido6, recuperando sus valores arquitectónicos.

      En el conjunto universitario construido durante estos años, podemos destacar una desacertada ampliación, ejecutada en detrimento de la forma del edificio y los espacios urbanos más inmediatos. Se trata de un trabajo irreversible, ejecutado sin un análisis previo que desequilibra su significado. El resto de afecciones existentes son patologías estructurales debidas a la utilización de inexpertas soluciones constructivas y una notable contaminación visual de sus fachadas por erróneas integraciones de elementos para instalaciones.

      Este edificio intentaba reconciliar lo útil-funcional con lo artístico a través de la ‘evolución’ de un tipo de arquitectura y la ‘renovación’ de unos arquitectos. Los elementos figurativos arbitrarios desaparecieron por primera vez para dejar paso a una nueva ideología. Este ejemplo racionalista, desde la memoria de la ciudad y sin llegar a la historia, defiende su valor patrimonial al resolver un problema social y funcional desde la investigación y la experimentación.


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