Ayuda
Ir al contenido

Dialnet


Resumen de El Seminario de Castellón: la espiral y la cruz

Jesús García Herrero

  • En 1961 Luis Cubillo de Arteaga proyectó, por encargo de la Dirección General de Asuntos Eclesiásticos, el Seminario de Castellón. Al igual que la coetánea iglesia del poblado dirigido de Canillas en Madrid, el proyecto se convirtió en uno de los hitos de la arquitectura religiosa de su autor.

    El deseo de integrar el edificio en la naturaleza de la Plana, con una parcela llena de campos de olivos, almendros y algarrobos y una cornisa de montañas sirviéndole de fondo, condujo a una solución de bajo impacto visual. Sus referentes formales, entre ellos el poblado dirigido de Cañorroto, estaban muy alejados de la monumentalidad de modelos precedentes.

    El Seminario de Castellón aglutinó diversas tendencias renovadoras presentes en otros seminarios, tanto españoles como extranjeros. Así, la disgregación del programa eliminó la simetría frecuente en las plantas de los seminarios de los años 40, facilitando la relación de los seminaristas con la naturaleza circundante. Además, la estructuración del Seminario en unidades reducidas propició el contacto permanente entre pequeños grupos de 17 seminaristas y sus formadores, huyendo de la habitual masificación. El módulo empleado para dimensionar los pabellones de dormitorios, un cuadrado de 24 metros de lado, se utilizó también para los edificios destinados a usos comunes, tales como las aulas, el salón de actos, el comedor o la iglesia, resultando 13 módulos de igual perímetro, conectados mediante pérgolas y patios abiertos. Sin embargo, los diferentes usos propiciaron soluciones estructurales diversas, algunas muy reseñables, como la cubierta en diente de sierra del salón de actos o la imponente vidriera con que se cubrió la totalidad de la iglesia. En ella, el artista Arcadio Blasco plasmó una espiral cuyo centro coincidía con la vertical del altar, situado en una posición central de la planta de cruz griega.

    En todo el edificio era palpable una tendencia hacia la austeridad, la economía estructural y la expresión de la verdad de los materiales, entendiéndose que la arquitectura debía ser coherente con los valores que se pretendía inculcar a los seminaristas.

    El presente trabajo estudia todos estos aspectos del edificio, concluyendo que el Seminario de Castellón supuso una importante aportación tipológica a la arquitectura religiosa española, tanto por lo novedoso del planteamiento del conjunto como por la organización interior del templo. En éste último se hizo patente, desde las primeras versiones de 1961, que Cubillo y su cliente ya establecían en su presbiterio, la jerarquía altar-ambón-sede que iba a propugnar el Concilio Vaticano II poco después, además de proponer una inusual disposición de los fieles en torno al altar, que potenciaba el carácter asambleario de su espacio interior.


Fundación Dialnet

Dialnet Plus

  • Más información sobre Dialnet Plus