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Resumen de La Iglesia Parroquial de Canfranc, Miguel Fisac. Memoria y materia del lugar.

Jaime Magén Pardo

  • A mediados de los años 60, en uno de los momentos de mayor intensidad de su carrera, Miguel Fisac recibe el encargo para el proyecto de la Iglesia Parroquial de Canfranc (Huesca). Corría el verano de 1964, y el planteamiento inicial de reformar la antigua iglesia del pueblo, se transforma -siguiendo las indicaciones del propio Fisac- en un edificio de nueva planta que incluirá tanto el templo como los servicios anexos asociados a sus usos parroquiales. Esta obra merece una destacada valoración crítica, tanto porque señala un punto de inflexión en la arquitectura sagrada de Fisac, como por mostrar la importancia del lugar como origen del proyecto. Un punto de partida obligatorio cuando se trata de construir en un entorno natural tan exigente -en términos físicos y climatológicos- como el paisaje de los Pirineos.

    Miguel Fisac pasaba habitualmente parte del verano en Canfranc con su familia, desde finales de los años cincuenta hasta mediados de los ochenta. En 1959 construye en Canfranc una casa propia, que adelanta una empatía con el paisaje mediante mecanismos proyectuales y recursos materiales que se ponen de manifiesto con una mayor intensidad en el posterior proyecto de la Iglesia. La coincidencia del mismo constructor en ambas obras subraya el carácter preliminar de la vivienda para el proyecto de la Iglesia. Por otro lado, la evocación de la idea del altar en la naturaleza, relacionando el sentido simbólico de los elementos arquitectónicos y naturales, ya había sido explorada por Fisac en proyectos anteriores en los Pirineos –casi ninguno construido-, antes de terminar materializándose en Canfranc. En esta búsqueda de una arquitectura intemporal que se funde con el paisaje pueden apreciarse tanto la influencia del empirismo nórdico como la mirada hacia lo popular y lo primitivo, como parte de la naturaleza del lugar.

    La iglesia de Canfranc procede de la arquitectura religiosa anterior de Fisac, pero también evoca la intensidad de las arquitecturas religiosas en el paisaje de Asplund y Lewerentz, el interior de la capilla del MIT, de Eero Saarinen -que Fisac visitó en el año 1955-, las formas ondulantes de la iglesia de Ronchamp de Le Corbusier, que también visitó a finales de los cincuenta –en un viaje desconocido hasta ahora-, y la inspiración aaltiana en las formas sinuosas de la naturaleza. Canfranc señala una inflexión en la arquitectura sagrada de Fisac, como receptora de los logros de proyectos anteriores, pero introduciendo a la vez variaciones significativas que identificarán sus iglesias posteriores, especialmente sobre los mecanismos para introducir la luz con carácter simbólico en el espacio y la adaptación a la renovación litúrgica posconciliar. La integración de esta obra en el paisaje pirenaico -caracterizado por montañas, bosques y lagos (ibones)- nos acerca a la presencia de lo nórdico en su arquitectura, a su admiración por Asplund y el empirismo escandinavo, manifestada en su viaje de 1949, veinte años antes de la consagración de la Iglesia de Nuestra Señora del Pilar en Canfranc, el 14 de diciembre de 1969.


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