Ángel Millán Escolano, Luís D. Carlos, M. J. Brites
La temperatura es un parámetro fundamental para describir el estado físico de un sistema. De hecho es el parámetro físico más medido y abarca el 80 % del mercado de sensores en el mundo. El primer termómetro, atribuido a Galileo, se basaba en la expansión térmica del aire en un tubo al subir la temperatura. Fahrenheit fue el primero en definir una escala de temperaturas utilizando la expansión del mercurio o la del etanol a lo largo de un tubo de vidrio y tomando como referencia para el 0 una mezcla de agua, cloruro amónico y hielo, para 32 una mezcla de agua y hielo, y para 96 la temperatura corporal de una persona sana [1a]. Ambos termómetros eran de contacto, que aún siguen siendo los más utilizados pero que tienen evidentes limitaciones en cuanto a precisión, rapidez de respuesta y resolución espacial, además del inconveniente intrínseco de interferir en la medida al intercambiar calor con el objeto a medir. Esto hace que para determinadas aplicaciones sea necesaria la utilización de otros sistemas, sobre todo cuando se necesita una alta resolución espacial.
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