Se presenta el caso clínico de una paciente de 20 años de edad cuyo primer embarazo fue complicado por hemorragia masiva posparto, secundaria a un desprendimiento prematuro de la placenta normoinserta severo.
Para el control de la hemorragia persistente se realizó la ligadura de las arterias uterinas e hipogástricas, preservando el útero. Aproximadamente cuatro años después, se embarazó espontáneamente y parió un bebé sano a término, por cesárea después del curso de su gestación sin complicaciones. Se concluye que las ligaduras vasculares controlan las hemorragias obstétricas, conservan el útero, la vida de la paciente y no interfiere en la fertilidad posterior.
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