Frente al "sálvese quien pueda", progresa la idea de que la unión hace la fuerza. Las clases actions o demandas colectivas por grandes estafas masivas, sobre todo financieras, ganan terreno en los juzgados pese a la falta de tradición, las demoras y las trabas legales que favorecen a las macroempresas e impiden un caso Erin Brockovich a la española. Asociaciones de consumidores, plataformas y bufetes de abogados en abierta competencia se reparten la defensa de un aluvión de consumidores indignados que no solo quieren dinero, sino también un desquite.
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