Este artículo analiza mediante las autobiografías orales de varias familias campesinas, las estrategias empleadas por los arrendatarios y propietarios que interaccionaron en varios 'pazos' de la comarca vitivinícola del Ribeiro y de la penillanura cerealera del noroeste orensano. El objetivo de ambos actores era diversificar riesgos, aumentar la productividad y optimizar los recursos relacionales fruto de las redes de sociabilidad que se establecían con la comunidad aldeana, pero estos intereses no siempre eran convergentes tal como recuerdan los protagonistas anónimos de aquellos procesos. Los contratos de acasaramiento constituyeron por su flexibilidad y funcionalidad como modo de gestión de la propiedad, una de las respuestas predilectas de propietarios y campesinos ante la mercantilización de la economía y de las relaciones laborales en el mundo rural gallego hasta la década de los sesenta. Aquellos grupos domésticos que racionalmente deciden "salir de caseiros" como estrategia temporal para garantizar la reproducción social después del matrimonio o ante el aumento de la prole acceden, de este modo, a una relación contractual por la cual maximizan el potencial laboral familiar y participan con ventaja en los sistemas de reciprocidad laboral de una comunidad que les sanciona como miembro activo e interlocutor privilegiado ante el amo. La acumulación de beneficios les permitirá convertirse, a la postre, en propietarios del patrimonio que explotan o adquirir otro, desvinculándose casi siempre de sus lugares de origen
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