Hace unos meses, una explosión en la etapa superior de un cohete Falcon-9 provocó la destrucción del vehículo y de su carga durante una serie de comprobaciones en tierra. El diagnóstico: la rotura del depósito de Helio, gas utilizado para presurizar el combustible de los motores. La sustancia se utiliza habitualmente en diversos ámbitos, pero hace un siglo y medio era completamente desconocida para la ciencia.
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