Pocas figuras históricas han sido tan vilipendiadas como la de Enrique IV de Castilla (1425-1474), apodado "El impotente". Hasta hace poco más de un siglo, los historiadores coincidían en calificarle como un monarca nefasto y señalar que su reinado había sido uno de los más azarosos de toda la historia. Sin embargo, son varias las voces autorizadas que han comenzado a ensalzar su figura, y a sostener que el Rey fue objeto de una conspiración y que sus enemigos políticos se dedicaron a difamarle. Hay que tener en cuenta que los Reyes Católicos tuvieron que justificar la usurpación del trono, que privó a Doña Juana, la hija del Rey y conocida como "La Beltraneja", de su derecho dinástico.
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