La presencia de las aves en la literatura de Colombia puede rastrearse hasta sus inicios. Para todos es inmediata la imagen del ave negra de la María (1867), obra del vallecaucano Jorge Isaacs que cumple un papel figurativo fundamental similar al del poema El cuervo de 1845, del estadounidense Edgar Allan Poe, pues remite a la cercana muerte de la amada del protagonista [Isaacs, 1967, pág. 23; Poe, 1840, pág. 321]. La presencia de las aves en la escritura colombiana, así como en múltiples producciones literarias destacadas en los cánones occidentales, está provista de profundos simbolismos que trascienden funciones tan determinadas como la de la romántica ave negra.Retomando simbolismos que tienen sus bases en el islam y el cristianismo, las imágenes de las aves se vinculan esencialmente con el alma humana y con el tránsito que recorre entre la tierra y el cielo tras la muerte, lo cual les otorga a los pájaros funciones de mediadores entre los dos mundos: un papel que tiene múltiples gamas y matices de significación en diversas culturas [Roque, 2009, págs. 236-237]. En consecuencia, más que ahondar en los referentes modernos de una metáfora como la del ave negra de mal presagio, veremos gamas de significados que tienen los pájaros en la literatura colombiana, y las circulaciones regionales e históricas de estos referentes alados, en particular entre escritores del Eje Cafetero.
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