¿Mentiroso y charlatán o genio militar? ¿Campeón de los oprimidos o agente del imperialismo británico? ¿Artificio de la cultura de la celebridad o uno de los primeros creadores del siglo xx? el debate sobre T. E. Lawrence, Lawrence de Arabia, se ha propagado durante un siglo. “En la ciudad universitaria de Oxford, había soñado –nos cuenta Lawrence en el epílogo de Los siete pilares de sabiduría, sus memorias de guerra– que, en el curso de mi vida, daría forma a la nueva Asia, que el tiempo empujaba inexorablemente hacia nosotros”. “Todos los hombres sueñan –escribió Lawrence– pero no del mismo modo. Los que sueñan durante la noche, en los polvorientos recovecos de sus mentes, se despiertan al día siguiente para encontrarse con que todo era vano, pero los soñadores diurnos son hombres peligrosos, porque pueden ejecutar su sueño con los ojos abiertos, y hacerlo posible. Eso es lo que yo hice”.
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