La violencia de género supone una grave problemática social, habiendo sido considerada recientemente por la Organización Mundial de la Salud como una epidemia de carácter mundial, afectando hasta un tercio de mujeres en el mundo. Se presenta un caso clínico donde se inicia tratamiento psicológico para una mujer que informa de estar padeciendo esta situación. El maltratador había ejercido violencia física y psicológica sobre la víctima, mostrando conductas añadidas de tipo errático e impulsivo además de numerosos intentos de autolisis a lo largo de los treinta y cuatro años de relación. Finalmente, el acto de suicidio consumado sucede una vez iniciado el tratamiento, lo que precipita nuevos síntomas psicopatológicos e incrementando el nivel de distress. Dicha situación, obligó a reordenar los objetivos de tratamiento y tratar de manera prioritaria la sintomatología más interferente. Como tratamiento se realizó una terapia de tipo cognitivo conductual orientada a trabajar previamente el duelo y, de manera secundaria, las secuelas padecidas por la relación de malos tratos. Por último, se plantean las peculiaridades que puede suponer tratar este tipo de pérdida vital respecto a otras.
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